Apenas catorce kilómetros de agua separan España de Marruecos y sin embargo nuestro país vecino es un gran desconocido. E incluso conociéndolo, es difícil definir Marruecos, sus 710.850. km2 dan lugar a una gran diversidad de paisajes y gentes, y lo convierten en una continua sorpresa a la que es difícil acostumbrarse. Cruzar Marruecos en coche supone enfrentarse a pistas de piedra a 2000 metros de altitud, a pistas de arena a nivel del mar, a arena sin pistas en el desierto.
La costa
Con dos fachadas marítimas, una mediterránea y otra atlántica, Marruecos dispone de más de 3.500km de costa que dan lugar a todo tipo de playas, de arena dorada, a abruptos acantilados, de dunas, de bosques de arganes…
Las cadenas montañosas.
El país se vertebra en torno a sus cadenas montañosas que dan lugar a diferentes valles y paisajes. El Rif ciñe el litoral mediterráneo y sus estribaciones llegan al mar.
El Atlas, en el centro del país, es la cordillera más alta del norte de África, destaca el pico Toubkal con 4.165 metros de altura. En algunos de los picos del Gran Atlas las nieves son perpetuas, y prácticamente se encuentran a las puertas del desierto.
Esta cordillera marca la diferencia entre la parte atlántica y la sahariana. La vertiente norte es muy arbolada con vegetación propia del norte de Europa: cedros, encinas, tuyas, enebros y es conocida por sus hermosas cascadas. La vertiente sur está poblada por vegetación esteparia, y presenta formaciones rocosas espectaculares. A los pies del Anti Atlas es donde crecen los famosos bosques de arganes, que prácticamente llegan hasta la orilla del mar.
Ríos y Valles
Marruecos es un país rico en agua, sus ríos han abierto enormes desfiladeros como el de Tafilalet, y riegan fértiles llanuras, especialmente en el centro del país. También son famosos, los oueds (ríos temporales) como el de Tensif que generan paisajes cambiantes.
Por otra parte, cabe destacar el Parque Nacional de Sus-Massa (Reserva de la Biosfera), un universo de vida y agua inmerso en una zona desértica y que es reserva para especies como el flamenco rosa.
Desierto y Oasis
Sin duda el desierto es el paisaje más espectacular que ofrece Marruecos. El Erg Chebbi es una antesala del Sahara, pero suficiente como para perder el aliento y recuperarlo después en uno de sus míticos oasis.
Marruecos es un país impresionante, y pese a que la propia dinámica del raid no da lugar a mucho tiempo para el ocio.., os invitamos a que aprovechéis cada oportunidad, cada minuto para disfrutar de este país en el que todo es mucho más intenso: desde la forma en que hablan sus gentes, hasta los aromas y los sabores. No os perdáis nada.
El idioma
El paisaje no es lo único que cambia a lo largo del país, cambia el clima, cambian sus gentes y cambia el idioma. En Marruecos conviven el árabe formal, el dialectal, el francés, y el bereber. Pero si no domináis ninguna de estas lenguas, no os preocupéis en las zonas turísticas es muy probable que podáis entenderos con los marroquíes en español, en portugués en italiano o en catalán.
La artesanía
Es imposible resistirse al arte del regateo y a las compras en Marruecos. El cuero, la lana, las alfombras, los tejidos con brocados, la plata, el cobre, las filigranas en bisutería, las tallas de piedra o madera, las babuchas, la alfarería, las especies… Hay muchas excusas para llevarse un pedacito de Marruecos a casa.
La gastronomía
En Marruecos se puede empezar y acabar el día con un delicioso té con menta entre las manos, especialmente porque es un símbolo de hospitalidad y sus gentes son muy hospitalarias. Pero entre té y té, merece la pena disfrutar de todas las delicias que ofrece la gastronomía marroquí: el cous-cous (plato de sémola acompañado con verduras y cordero), el tajine (se denomina así por el recipiente de barro en el que se cocina y hay infinitos platos de tajine (con verduras, carne, ciruelas, membrillo..), el mechui (cordero asado a fuego muy lento), la pastilla (hojaldre relleno de pichón), las sopas como la harira, las brochetas de pollo, ternera o cordero, y por supuesto, dejad siempre un hueco para el postre…