El esperadísimo encuentro con las dunas ha tenido lugar hoy en este sexto día de permanencia del raid en Marruecos. A las nueve de la mañana arrancaban los primeros Pandas a las puertas del Hotel Palms de Erfoud y se lanzaban, además, a cubrir una etapa para ellos con doble atractivo: por un lado, esa misma circunstancia de tener como telón de fondo las imponentes dunas del Erg Chebbi; por otro, el divertimento que siempre proporcionan las etapas de localización de waypoints, seguramente, las más deseadas por el grueso de los Pandistas presentes en esta tercera edición del Desert Trophy.
En el habitual briefing pre carrera, el director de la prueba lo dejaba bien claro: «el acceso a todos estos waypoints es perfectamente viable. No los hemos buscado simplemente en un mapa, sino que los hemos hecho todos en coche, para garantizar que se pudiera llegar a ellos».
Aunque se recorren menos kilómetros que en otras jornadas, también el día da pie a algunos contratiempos mecánicos que salpican, por ejemplo, a la estrella de la categoría 4×4, José Lozano, quien pincha una rueda y debe renunciar, a partir de ese momento, a seguir buscando «tesoros», por tener solo una rueda de repuesto a su alcance. También la mala fortuna se ceba en el equipoTecrostar I –Álvaro Tecedor y Ade Alútiz-, que, tras realizar un buen acopio de puntos, como fruto de haber alcanzado todos los waypoints marcados, ve cómo, ya cruzada la meta, su coche sufre un grave problema en un palier que les deja tirados. Pero disgustos aparte, la etapa, que además transcurre con una temperatura muy agradable, es fuente de intensa diversión e incluso más de un piloto, aun sin desviarse de su objetivo primordial que es hoy el de sumar el mayor número posible de puntos, se permite el lujo de dedicar parte de su tiempo disponible –un máximo de cinco horas y media- a jugar por las dunas y disfrutar a muerte la experiencia del Erg Chebbi.
La meta se ha emplazado en un río de arena, que, como bien se había advertido durante el briefing, podía dar lugar a algún que otro quebradero de cabeza. Y los da: los coches atascados a escasos metros de aquélla han sido legión y hemos asistido a dantescas escenas de Pandas empujados en esos últimos compases de la especial.
Pero la fiesta no ha terminado ahí. Mientras los participantes se tomaban un respiro y reponían fuerzas, la organización marcaba un pequeño slalom también con el aderezo de la arena, que se iba a celebrar pasadas las cinco y media de la tarde. A él asomaban en primer lugar los 2×4, con dificultades muchos de ellos para superar una complicada subida, y ya tras la puesta de sol, lo harían los cuatro ruedas motrices, más eficaces en estas condiciones pero con la circunstancia de una peor visibilidad en su contra.
Sumados los resultados de una y otra especial, los números daban la victoria en 2×4 a la escuadra familiar Garrastatxu, integrada por Enrique y Ander Ganzábal, quedando el triunfo entre los 4×4 en manos de la pareja Ricardo Burgos-Juan Antonio Carrillo.