Jornada de despedida para el Desert Trophy Panda 2017 con un esquema de carrera muy parecido al de ayer: salida a las nueve de la mañana, otra vez de Erfoud, e, igualmente, formato de localización de waypoints, aunque con media hora menos de tiempo máximo, esto es, un total de cinco.
Dos de los waypoints se han emplazado a escasa distancia de la frontera con Argelia y para llegar a ellos se ha recomendado no abandonar la pista principal, so pena de toparse con militares ávidos de hacer preguntas y pedir documentación. También la organización ha recordado la importancia de detener el coche en el punto exacto donde se halla el waypoint, poniendo como ejemplo a Ander Ganzábal, a quien ya hemos visto bajarse una y otra vez de su Panda amarillo para, GPS en mano, dar con las coordenadas exactas de los «pokemon». Por cierto, hoy Ander terminará la jornada con un fuerte dolor de cabeza –varios días soportando el estruendo de un escape roto- y reconociendo haberse equivocado ligeramente en su estrategia.
El cansancio acumulado tras siete jornadas de esfuerzo se deja sentir en tal medida que incluso algunos participantes desisten hoy de tomar la salida, aunque hay también quien opina que, una vez al volante, el eventual cansancio se olvida: «así es –confirma Paco Navas-. Este año hemos dormido poco y han sido muchas horas de coche, pero no piensas en eso cuando vuelves a ponerte al volante». Y en la tarde/noche previa a esta etapa final tampoco ha faltado la actividad a la que obligan las tareas de mantenimiento y, sobre todo, de reparación de los Panditas, algunos ya verdaderamente al límite de sus fuerzas. «En la anterior edición –comenta Ade Alútiz, del Tecrostar I– nos limitábamos a limpiar filtros, mirar niveles… pero en esta ocasión no hemos parado. Nos ha ocurrido de todo y ha habido que reparar un día sí y otro también».
En su deambular a la caza de waypoints, los participantes hoy se han encontrado con pistas rápidas, un poquito de arena, y en la zona sur, un bonito escenario de montañas y valles. La meta se ha levantado a orillas –es un decir, porque está completamente seco- del lago Yasmina y allí mismo, quienes tras la anterior jornada se habían quedado con hambre de dunas, hoy han tenido la oportunidad de desfogarse una vez terminada la carrera, dando Álvaro Molina, a los mandos de su 4×4 equipado con ruedas ¡de nieve! una espectacular demostración de lo que se puede hacer con un Panda en dicho medio: «uno de los secretos es sin duda el montar neumáticos para nieve. Aquí van de maravilla, apenas se gastan, y en asfalto tampoco se portan mal. Solo sobre barro me parecen algo flojos».
Concluido el show de los cuatro pilotos que se han atrevido con las dunas, y nada más procederse a recoger el arco de meta, una repentina tormenta de arena nos ha obligado a refugiarnos en el hotel Palmeras y Dunas, justo al otro lado del lago –bueno, del lugar que éste ocupa cuando hay agua-. Posteriormente, hemos partido hasta Midelt, efectuando un enlace de unos 260 kilómetros y con los componentes de los equipos tan cansados a su llegada al hotel que la organización, acertadamente, ha decidido posponer el acto de entrega de premios para la travesía en ferry que nos aguarda mañana. Pero lo que desde luego no se ha pospuesto es la explosión de alegría de los vencedores, cuyos nombres han salido a la luz con la publicación de las clasificaciones finales por la noche: el equipo Camping Panda II –Alberto Cagigas y Mariano Lavín- ha ganado definitivamente la batalla del 2×4, en tanto que los hombres del Team Beluga –Ricardo Burgos y Juan Antonio Carrillo- han conseguido la victoria en cuatro ruedas motrices. Enhorabuena a ellos y… ¡os esperamos a todos el año próximo!